RETORNO A HOSPITALES
Las primeras prácticas en un hospital público, tan grande y con tantos pacientes, nunca se le olvidan a una estudiante de Ciencias de la Salud. En mi caso, llegar y ver que había cientos de personas en busca de ser atendidas y con la esperanza de salir de ahí con un estado de salud mejor fue mi motivación para permanecer siete semanas, las cuales cursé en el Hospital General de México.
Podría hacer una reseña de cada semana, ya que ˜aclaro˜ ninguna semana es igual a la otra. En una estás enfocada en un paciente diabético, cuya recaída se debe a la pandemia por COVID-19; en otra, con un paciente que tiene un choque hipovolémico por negligencia médica, y que, semanas después, se le encuentra un lito en las vías urinarias altas; en otra, te enfocas en dar educación al paciente diabético y renal; en otra, circulando al médico en consulta de angiología; y en otra, hasta en hemodinamia, supervisando las presiones intracardíacas.
Como puede verse, las prácticas van más allá de lo que todos creen: de que una llega, toma signos vitales, administra medicamento y cierra la hoja de enfermería. Pero no: ir a prácticas es encontrarse diario con diferentes escenarios, donde tú, como estudiante de enfermería, debes de enfrentarte a cada uno de ellos y ver la forma de ser parte del cuidado de los pacientes. Asimismo, es llevar tus conocimientos al límite para que una persona logre sentirse segura al saber que tiene a una estudiante de enfermería que sabe lo que hace y su fundamento de ello. En resumen, ir a prácticas es aplicar todos los conocimientos que se tienen desde el día uno de la carrera.
Nota de Karen Martínez Reyna
Estudiante del 4º semestre de Enfermería