El pasado 4 de septiembre de 2025, el Centro Interdisciplinario de Bioética dio inicio al nuevo ciclo académico del Doctorado en Bioética (2025–2027) con la celebración de la Cátedra Prima 2025.
En esta ocasión contamos con la participación del Dr. Agustín Antonio Herrera Fragoso, quien impartió la conferencia titulada “Neuroderechos: desafíos bioéticos en la era de las neurotecnologías”. La ponencia reunió a estudiantes, docentes y autoridades universitarias en un espacio de diálogo interdisciplinario que marcó el inicio de las actividades académicas del año.
El Dr. Herrera destacó que las neurotecnologías —desde los avances en neuroimagen hasta las interfaces cerebro–computadora como las que desarrollan Neuralink, Synchron o BrainGate— están transformando de manera radical nuestra relación con el cerebro y la mente. Estas herramientas, que ya se aplican tanto en tratamientos médicos como en proyectos de mejora de las capacidades humanas, generan preguntas urgentes sobre cómo proteger aspectos tan esenciales como la identidad personal, la autonomía y la privacidad de los pensamientos. Por ello, explicó que en distintos foros internacionales ha comenzado a hablarse de cuatro “neuroderechos”: la libertad de decidir sobre el propio pensamiento, la privacidad de la mente, la protección de la integridad cerebral y la continuidad de la identidad personal. Se trata de un debate incipiente, pero clave, acerca de cómo reconocer y garantizar estos derechos en las leyes para hacer frente a los retos que plantean las nuevas tecnologías.
Asimismo, destacó que estos derechos no deben entenderse como una invención aislada, sino como una evolución de los marcos ya existentes de los derechos humanos, capaces de adaptarse a los desafíos contemporáneos. Desde esta perspectiva, propuso avanzar hacia la noción de “biopsicoderechos”, una categoría que busca integrar las dimensiones biológica, psíquica, social y espiritual de la persona, ofreciendo una protección más completa y acorde con la dignidad humana frente al avance de las neurotecnologías.
La conferencia puso de relieve que la dignidad humana debe permanecer como criterio rector frente al vertiginoso desarrollo tecnológico, recordándonos que no todo lo técnicamente posible resulta éticamente aceptable. Subrayó, además, que ninguna tecnología es neutral, pues toda innovación refleja una concepción implícita de la persona y de la sociedad; por ello, es indispensable orientar su diseño y aplicación hacia el bien común.
La Cátedra Prima 2025 no solo marcó el arranque de un nuevo ciclo académico, sino que también estableció el tono intelectual y ético que se busca proyectar: una bioética atenta a los debates emergentes, capaz de iluminar críticamente los desafíos de la ciencia y la tecnología. La elección de los neuroderechos como tema inaugural no fue casual, sino un recordatorio de que el campo de la bioética está llamado a situarse en la intersección entre la innovación tecnológica y la defensa de la dignidad humana, ofreciendo criterios que permitan garantizar que los avances científicos beneficien a la persona en toda su integridad.
Al concluir la conferencia, se ofreció un brindis de honor en el que la comunidad académica tuvo la oportunidad de convivir y reflexionar sobre los retos y oportunidades que plantean las neurotecnologías para el futuro de la bioética.
