El curso de Lengua de Señas que ofrece la Fundación Manos Libres ha sido, hasta ahora, la experiencia extracurricular más enriquecedora que he tenido en la universidad. Este curso, proporcionado por el consejo estudiantil, es una respuesta a una cuestión que me inquieta
desde que cursé Pensamiento y Lenguaje en cuarto semestre.
Durante nuestras prácticas, mis compañeros y yo enfrentamos el desafío de realizar nuestra primera evaluación neuropsicológica a una paciente con síndrome de Down, bajo la valiosa supervisión de la Maestra Renata Otero. Esta no fue mi primera interacción cercana con personas con discapacidad, pero sí la primera vez en la que sentí la responsabilidad de proporcionar una atención adecuada para poder desarrollar un plan de acción que se ajustara a las necesidades de alguien más. Convivir con personas con discapacidades siempre ha sido una experiencia muy enriquecedora, ya que en esas instancias se aprende que una discapacidad no significa un alto al disfrute de la vida.
Familiares que han perdido capacidades visuales, auditivas y del habla me han enseñado el persistente espíritu humano que les permite seguir desenvolviéndose en su día a día. Mi experiencia en prácticas no fue distinta, ya que a través de los padres y la guía de mi maestra, entendí que, incluso con alteraciones genéticas que se traducen en discapacidades intelectuales, el desarrollo continúa. La Organización Mundial de la Salud con respecto a la discapacidad menciona que: Abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación. Las deficiencias son problemas que afectan una estructura o función corporal; las limitaciones de la actividad son dificultades para ejecutar acciones o atareas y las restricciones de la participación son problemas para
participas en situaciones vitales.
A lo que Manos Libres nos comenta: Por lo tanto, la discapacidad hoy en día engloba a un mayor número de personas y no se limita a las deficiencias visibles.
La discapacidad incluye las deficiencias físicas, sensoriales, psicológicas y mentales o cualquier otra deficiencia que represente una desviación de la “norma” generalmente aceptada en relación al estado biomédico del cuerpo y sus funciones.
La discapacidad [es] el resultado de una compleja relación entre la condición de salud de una persona y sus factores personales, y los factores externos que representan las circunstancias en las que vive esa persona. A causa de esta relación, los distintos ambientes pueden tener efectos distintos en un individuo con una condición de salud.
Mi interés por la Lengua de Señas había comenzado años atrás, cuando mi abuela perdió la audición. Es común que las personas se interesen por aprender Lengua de Señas para mantener el contacto con seres queridos a través de este medio. Sin embargo, mi caso se diferencia ligeramente de esta generalización. Mi abuela era ciega, por lo que sabía que no podría utilizar la Lengua de Señas para comunicarme con ella. Fue su esfuerzo por seguir en contacto con su familia lo que me inspiró a aprender más acerca de las discapacidades auditivas y las distintas formas de comunicación que existen. Me inscribí en un curso gratuito de Lengua de Señas que ofrecía una amiga que había aprendido a través de Manos Libres.
En ese curso, aprendí ciertas señas básicas y adquirí un conocimiento sobre el contexto sociocultural en el que se desenvuelve la comunidad sorda. Este aprendizaje se integró incluso con la recomendación de la Maestra Renata en nuestro caso, que incluía Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC).
Estos sistemas engloban todas las modalidades de comunicación aparte del habla utilizadas para expresar pensamientos e ideas, lo que ha demostrado ser herramientas valiosas para personas con impedimentos en el lenguaje. La Lengua de Señas puede considerarse, por definición, como un sistema de comunicación alternativo sin ayuda (es decir, que no requiere de un dispositivo electrónico), por lo que la consideré como un adecuado complemento para la paciente, lo que la maestra validó; pues limitarnos a la palabra complementada podría no ser suficiente.
Fue impresionante para mi compañera evaluadora y para mí ver cómo podíamos pasar minutos tratando de hacer que nos dijera algo con palabras, cuando lograba comunicárnoslo por señas de manera casi instantánea. Como psicólogos, debemos siempre atender las necesidades del paciente de la mejor forma posible, y si eso significa implementar la Lengua de Señas en una persona oyente, así debe ser.
Entiendo que algunas personas creen que “la Lengua de Señas no puede ser aprendida por personas que no son sordas”. Sin embargo, esto hace importante para mí externar algunas puntualizaciones que nos proporcionó Manos Libres.
La Lengua de Señas Mexicana
La Lengua de Señas Mexicana (LSM) se reconoció en 2005 como una lengua nacional, al igual que las lenguas indígenas y el español. Está estipulada en la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad en el artículo 14. Aprender LSM puede ser desafiante para personas oyentes debido a varios factores, pero no es imposible, y se anima a las personas a acercarse a fuentes oficiales para aprenderla y fomentar la interacción con la comunidad sorda.
El curso actualmente ofrecido por Manos Libres en colaboración con el Consejo Estudiantil de la Escuela de Psicología tiene como objetivo el aprendizaje de LSM para poder aplicarla en la terapia con personas sordas. Sé que hay personas que jamás consideraron siquiera la opción de proporcionar terapia a esta población, ya que ni siquiera habían pensado que era una posibilidad. Difundir estas alternativas es beneficioso para todos, por lo que investigar y aprender acerca de las formas que existen para mejorar el apoyo psicológico a las personas con discapacidades siempre será de gran valor.
Reflexión personal
Considero que aún me falta por conocer la mayor parte del mundo que engloba la cultura de la inclusión, así como muchas de las consideraciones que omito implícitamente debido a haber crecido en un entorno marcado por el capacitismo. Sin embargo, sé que el cambio en mi perspectiva proviene de una profunda y sincera admiración por la Lengua de Señas.
Convivir con los maestros de Manos Libres me ha abierto los ojos de maneras que jamás habría imaginado. Ahora sé que es posible “pronunciar” con las manos y que los demás pueden “escuchar” mis gestos. Si no me hubiera atrevido a explorar más allá de las limitaciones del lenguaje hablado, no habría comprendido cómo los SAAC podrían ayudar a la paciente con la que pasé meses en evaluación. Por lo tanto, para concluir este escrito, invito al lector a hacer lo mismo: investigar cada aspecto posible de todo lo que cree que podría beneficiar a otro ser humano.
Referencias
Sofía Ruiz, M., 2016. La Neurociencia Explora El Camino De Los Gestos A Las Palabras. Agencia SINC. https://www.agenciasinc.es/Reportajes/La-neurociencia-explorael-camino-de-los-gestos-a-las-palabras
Un.org. n.d. Día Internacional De Las Lenguas De Señas,23 de Septiembre.
https://www.un.org/es/events/signlanguagesday/background.shtml
Sordera y más. “Qué es la Lengua de Señas. Mitos y Verdades”, 4 Noviembre Susana
Stiglich.http://www.sor2.net/2008/11/que-es-la-lengua-de-seas-mitos-y.html
Unión Nacional de Sordos de México. “Lengua de Señas” Mexicana.cultura.gob.mx. 2020.
MEXICANA. https://mexicana.cultura.-gob.mx/es/repositorio/x2abesp3qm-4
López García, L., 2006. Mis Manos Que Hablan. México, D.F.: Editorial Trillas